La educación musical

LA MÚSICA ES UN ARTE. El más sutil, el más inmaterial y el más fugaz de todos: el arquitecto ordena los bloques de piedra; el escultor cincela el bronce o el mármol; el pintor fija sobre la tela, la madera, la piedra o el papel, sustancias colorantes de ilimitada duración; hasta el poeta encuentra en las palabras de su idioma los elementos fijos, y, en cierto modo, preparados de su obra (...).
Sin embargo, es arte asimilable a la poesía, porque así como el poeta utiliza las palabras, el compositor emplea sonidos; como el poeta, el compositor hállase severamente atado a las leyes del ritmo y de la consonancia; como aquel, dirígese a la inteligencia, al sentimiento, al alma, por mediación del órgano auditivo (...). Considerar la música como «la arquitectura de los sonidos», según la frase de Mad. de Stael, es hacer una comparación exacta: una sinfonía de Beethoven, de Mendelssohn o de Saint-Säens, es un verdadero edificio sonoro, del mismo modo que el Partenón de Atenas, el San Marcos de Venecia y la abadía de Westminster son verdaderas obras maestras de harmonía arquitectónica.

LAVIGNAC, Alberto. La educación musical. Traducción de Felipe Pedrell. Barcelona: Gustavo Gili, 1904.

Silvia Pato