Las guitarras, sobre el escenario, fueron los primeros instrumentos que constituyeron las orquestas de los teatros de Buenos Aires; en la casa de Comedias de la Ranchería, los guitarreros acompañaban el canto de las tonadillas, al exterior de los telones y no ocultos tras de ellos como se había acostumbrado hasta entonces tanto en España como en sus colonias.
La guitarra era, en aquella época, instrumento predilecto de los españoles, y aceptado en toda la Europa latina para acompañamiento de cantores, en virtud de poseer poca sonoridad, y por lo tanto no ahogar las vibraciones de la voz. En Italia, era instrumento de mérito incuestionable, y en antiguas partituras de melodramas italianos se la encuentra formando parte de la orquesta; lo mismo que la tiorba, su sucesora aventajada, pero la cual, debido a su complicación de cuerdas y a la dificultad de su aprendizaje y perfeccionamiento, desapareció bien pronto.
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En nuestro país la primera reunión de músicos que recibió el nombre de orquesta fue en 1789 cuando los funerales del rey Carlos III. Bajo la base de los clarineros municipales, que eran los individuos contrastados por el Cabildo para tocar el clarín en los casos necesarios, (pregones, almonedas y remate, fiestas, pasaje del virrey, etc.) se formó La orquesta de Músicos con acompañamiento de guitarras, cornamusas flautas, pífanos y tambores.
BOSCH, Mariano G. Historia de la ópera en Buenos Aires. Buenos Aires: Imp. El Comercio, 1905.
