Historia estética de la música

«Los manuales de historia colocan al "clasicismo" entre Haydn y Mendelssohn, incluyendo a Bach y Handel. Todo lo demás es música antigua. El "romanticismo" empieza con Mendelssohn y concluye con Wagner. Lo que viene después es música contemporánea.

¿Pero estos conceptos -"clásico", "romántico"- corresponden a un conjunto real de cualidades que nos permitan diferenciar los músicos de una época de los de otra? ¿Responden a cualidades objetivas determinadas, a talentos particulares? Veamos.

Beethoven para su tiempo era un romántico empedernido cuando el cretinismo contemporáneo con Dionioso Weber a la cabeza se mofaba de sus más famosas sinfonías o de su Fidelio. Hoy el templo del arte lo guarda como un clásico. El austero Bach, cuyo arte es para nosotros la más luminosa altura de la belleza simplemente "sonora", el "clásico" por excelencia, fue en su tiempo un romántico y André Pirro ha estado cerca de demostrarlo.

Juan Sebastian Bach, el patriarca incontestado de la música pura, aparece a los ojos de algunos como el "poeta" de los sonidos (...).

No olvidemos que las palabras "clásico" y "romántico" han sido tomadas del vocabulario de la literatura, y en verdad se les da en música frecuentemente una acepción igual a la que les daba Stendhal en literatura. Decía Stendhal que el clasicismo presenta a los pueblos la literatura que encantaba a sus tatarabuelos, y el romanticismo la literatura que les encanta en el presente. Sófocles y Eurípides eran románticos porque sus tragedias daban a los atenienses su mayor goce estético. Shakespeare era un romántico porque evocaba a sus contemporáneos la imagen de sus guerras civiles. Racine era una romántico porque ofrecía a los marqueses de su época una pintura de las pasiones humanas temporada por la moda, por la "extrema dignidad" que les encantaba, porque correspondía a sus costumbres. en este supuesto el romanticismo debe gustar a los pueblos en el estado actual de sus hábitos y sus creencias. Fue también el caso de Victor Hugo. Y hay ciertamente en ello mucha razón, porque es necesario ser de su tiempo, expresar el espíritu de su época y señalar su obra con el sello de su siglo. Es precisamente lo que hicieron los grandes compositores "románticos"».

BARRENECHEA, Mariano Antonio. Historia estética de la música. Buenos Aires: Agencia Gral. de Librería, 1918.

Silvia Pato