El inolvidable autor de El mago de Oz, L. Frank Baum, publicó en 1900 un libro de canciones infantiles con el título de The songs of Father Goose for the kindergarten, the nursery and the home, ilustrado por su colaborador habitual William Wallace Denslow y con la música de la compositora Alberta N. Hall.
La relación de Baum con la música no terminó ahí. Entre su producción literaria, se encuentran libretos como The Maid of Arran, An Idyllic Irish Drama Written for the People, Irrespective of Caste or Nationality (1882), basada en A Princess of Thule, novela de William Black; obra para la que el creador de Oz también compuso la música.
En 1902, se estrenó The Wizard of Oz, una adaptación de la exitosa novela que había sido publicada dos años antes, de cuya parte musical se encargó el compositor Paul Tietjens (1877-1943). La obra, dirigida a un público adulto, no tenía demasiado que ver con la original: el perrito Totó se convirtió en la vaca Imogene, se añadieron como compañeros a la aventura la camarera Tryxie Tryfle y un operario de tranvía, y la bruja del Oeste fue eliminada de la historia.
Años después, también con Tietjens, estrenaría The Pipes of Pan (1909), y publicaría, en colaboración con el escritor Emerson Hugh, The Maid of Athens. A Musical Comedy (1903).
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