El turno del ISBN

Algo tenían que estar tramando para tranquilizar las ansias del gremio de editores. Algo tenían que estar preparando en medio de tan familiares y absorventes fechas. Sí, hablo del Ministerio de Cultura. Porque hoy le toca el turno al ISBN. 

Confieso que la noticia me había pasado desapercibida y me he puesto al tanto de la misma gracias al blog La Cinefilia. Después de tan estupenda entrada, no me quedó otra que seguir y seguir informándome sobre el tema para llegar a la conclusión de que o bien estás dispuesto a acatar todas y cada una de las normas de estos grupos de gestión cultural que pretenden hacer lo imposible para limitar el derecho y la legitimidad de nuevos modelos de negocio, como muy bien desgrana José Mira, o las dificultades a encontrarse van a ser constantes.

Resumiendo. La numeración hasta el momento gratuita  del ISBN, código identificativo obligatorio de una obra literaria para poder ser comercializada, va a estar monopolizada por una entidad privada que pretende venderla en lotes de diez (con lo cual los tres euros que se supone valdrá cada unidad, a efectos prácticos, se convertirán en treinta) y con la lógica aplastantemente absurda de que en su forma digital, cada formato de la misma obra genere un número particular.
Ejemplo práctico: Un autor decide gestionar su propia obra a través de la red de redes o en papel. Para lo cual formatea su libro y lo imprime en una imprenta de su barrio. Solicita el ISBN, le mandan diez y paga religiosamente por él. Si solo imprime el libro, ¿qué pasa con los otros nueve números? Pues que se convertirán en números falsos que engrosarán las estadísticas sobre cuánta creación hay en este país y qué cultura tan estupenda tenemos, además de engrosar las arcas de una entidad privada. Si decide comercializarlo en digital, nos encontramos con que si es en formato pdf llevará un ISBN, si es es un epub llevará otro, si es para móvil llevará otro, y así hasta el infinito...

Con lo cual podremos tener UNA SOLA OBRA con un montón de ISBN distintos. Estupendo. Seguiremos engañando en las estadísticas. Esto en cuanto la autoedición o autogestión, no quiero pensar en las dificultades que han de encontrarse las pequeñas editoriales que editan poco o intentan sobrevivir en medio del monopolio de los dos grandes grupos internacionales y que nacen  intentado nuevos modelos de mercado.
Sin embargo, los gestores aseguran que la estadística va a ser más real, y cito textualmente lo leído en el artículo de "El Heraldo", firmado por Miguel Lorenci: 

"Aseguran los editores que a partir de ahora se tendrá una imagen “real” del comercio del libro en España, ya que frente a los 70.000 títulos anuales que maneja la FGEE, el ISBN registra 90.000 y frente a 270.000 títulos vivos, la agencia certificaba millón y medio. Unas diferencias debidas a circunstancias como la posibilidad de reclamar un número de ISBN “para casi cualquier cosa, como que un profesor desee registraba sus apuntes para hacer currículum”.

La prensa se ha hecho eco de la noticia tímidamente; algunos medios ni siquiera han reparado en ella y otros pasan de soslayo como si la cosa no tuviera mayor importancia.

Y curiosamente, es la blogosfera la que más está comentando la noticia, haciéndose eco de la misma, cuestionándose el modo y el por qué, las ventajas y las desventajas...

Muy recomendable el post relativo al tema de El Ciudadano o el de Laura Martínez San Segundo.

Y encima hay que oír que defienden a los creadores.

Silvia Pato